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Embudos para reactivar el reciclaje de aceite

La importancia de reciclar el aceite doméstico ha ido poco a poco calando en la conciencia de las familias vallisoletanas pues, según ponen de manifiesto las estadísticas, los kilos recogidos se han ido incrementando de forma paulatina desde que hace ocho años comenzaran a instalarse los primeros contenedores en la provincia, en concreto en 41 de los enclaves más poblados de la geografía vallisoletana.

Sin embargo, el significativo descenso en 2017 hizo saltar las alarmas a la Diputación y ahora, además de extender la red de contenedores naranjas a todos los enclaves, ha comenzado una campaña basada en el reparto de 40.000 embudos para que los vecinos acumulen el residuo en botellas de plástico para luego llevarlas al depósito correspondiente.

El objetivo es evitar que acabe en las tuberías, dañando las redes de saneamiento y, sobre todo, provocando un importante perjuicio a la red hídrica. «Un litro de aceite usado puede contaminar hasta mil litros de agua», recuerda el Consorcio Provincial de Medio Ambiente, pero aún es ‘normal’ que los restos «se viertan por los desagües domiciliarios y terminen en los cauces».

Además de la distribución de estos adaptadores (que se pueden acoplar a botellas de refrescos o a las de agua, con un adaptador), se están adjuntando folletos con las intrusiones de uso y con información sobre la importancia de reciclar el aceite cuando ya no se puede aprovechar para cocinar.

Entre los beneficios, recuerdan que se adhiere al desagüe y daña la red de saneamiento, «complicando la recuperación de aguas residuales en las depuradoras». Si finalmente llega a los ríos, «se crea una película difícil de eliminar que afecta a la capacidad de intercambio de oxígeno» y «puede provocar la muerte de los peces». Tanto si es de oliva, como de girasol, soja o maíz, añade el informe facilitado por la Diputación a través del Consorcio Provincial de Medio Ambiente, «es difícilmente biodegradable».

Con esta campaña de concienciación incidirán no sólo en los perjuicios, sino también en los beneficios de un tratamiento adecuado, pues al depositarlo en los contenedores específicos se vuelve a incorporar «a la cadena productivo» y se puede aprovechar «en la producción de biocombustibles, jabones, productos de cosmética, abono orgánico, lubricantes, velas, pinturas o barnices». En el caso de Valladolid, quien se encarga de procesarlo es una empresa gallega, que lo depura antes de venderlo a una industria de biocombustible.

La teoría está clara, pero hay que ponerla en práctica. Porque aunque ya haya contenedores para aceite de cocina en prácticamente todos los núcleos de la geografía vallisoletana, las ratios aún están lejos de los objetivos. Según los cálculos del Servicio Agrario de la Diputación, cada persona genera alrededor de dos kilos de residuo de aceite a lo largo de un año, pero según reflejan las tablas facilitadas, sólo nueve localidades superan el kilo reciclado.


Para saber dónde están ubidados los contenedores haz click en el siguiente ESTE ENLACE

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