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Boecillo trata de resucitar el antiguo sanatorio de tuberculosos del pinar

Fuente: Diario de Valladolid

El esqueleto de hormigón del colosal hospital de cuatro plantas, desvencijado y lleno de pintadas en medio de un pinar, refleja no sólo la importancia que un día tuvieron las instalaciones, a tenor de sus dimensiones, sino también el abandono en el que lleva sumido, desde hace tanto tiempo que se cuenta por décadas, sin que el Ayuntamiento de Boecillo, titular del bloque, sepa definir exactamente en qué momento cerró sus puertas de forma definitiva y comenzara su decadencia, aunque hay que retrotraerse a principios de los años 80 del siglo XX.

Fue la Diputación de Valladolid quien aprovechó por última vez el recinto para impulsar un centro para la atención de niños con discapacidad intelectual en la provincia, pero después de aproximadamente tres años en funcionamiento, el inmueble volvió a quedarse vacío, como había ocurrido unos años antes, cuando se abandonó la actividad para la que había sido diseñado en su origen.

Se trataba de un sanatorio para enfermos de tuberculosis construido durante la dictadura y en el que, según recogen las hemerotecas, se invirtieron 30 millones de las antiguas pesetas. Sin embargo, a pesar del importante desembolso, cerró sus puertas en 1963 a los pocos años de funcionamiento, y los alrededor de doscientos enfermos a los que se atendía en las instalaciones, tuvieron que ser trasladados a centros de otras provincias.

Tras estos dos intentos fallidos de actividad, el Ayuntamiento de Boecillo, como propietario del inmueble, ha tratado de buscarle alguna salida durante las últimas décadas que permita resucitarlo y ahora emprenderá un nuevo camino en busca de alternativas.

«Contactamos con todas las empresas nacionales del sector socio-sanitario y, aunque se interesaron dos, no llegó a desarrollarse ningún proyecto porque es un edificio de mucha envergadura que necesita una importante inversión para su arreglo», explicó la alcaldesa de la localidad, María Ángeles Rincón.

Ante la ausencia de una respuesta afirmativa por parte de negocios privados, el objetivo del Ayuntamiento se centra ahora en los contactos con instituciones públicas, al entender que, a pesar de su estado de abandono, «la estructura de hormigón está perfecta» y el paraje donde se ubica goza de buena comunicación. «Estratégicamente está bien posicionado, cerca de la capital vallisoletana, del parque tecnológico, de la carretera a Madrid o de la autovía a Segovia», incidió la regidora para ensalzar las fortalezas del inmueble.

Por eso, Rincón confía en una próxima reunión con la Consejería de Sanidad y con la Universidad de Valladolid, antes del verano, a fin de buscar nuevos aprovechamientos, entre los que plantea la conversión a una residencia para mayores, tanto válidos como asistidos, o la disposición de un módulo para prácticas de enfermería. «A nosotros, como Ayuntamiento, nos desbordaría cualquier uso, por eso tenemos que recurrir a otras administraciones», añadió.

Mientras se aclara el futuro del antiguo sanatorio de tuberculosos, Boecillo tiene previsto una inversión para actuaciones de seguridad en el entorno, pues no es extraño encontrar gente dentro del bloque «a pesar de las labores de vigilancia de la policía».

Así, después de haber pedido ya varios presupuestos, explicó la alcaldesa, destinarán en torno a 28.000 euros a instalar una valla en el perímetro y a tapiar las puertas y ventanas de las dos primeras plantas del hospital.

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